El Enfoque Integrador de la Fuerza y el Acondicionamiento Físico

El Enfoque Integrador de la Fuerza y el Acondicionamiento Físico

“Depende” es una de las respuestas más verdaderas a cualquier pregunta filosófica para guiar la práctica.

Al leer investigaciones, libros y estudios de casos antiguos y modernos, y asistir a conferencias, presentaciones y consultas, uno queda sorprendido por la variedad de modelos, teorías, filosofías, razonamientos y métodos para resolver problemas similares. 

Esta diversidad de representaciones e interpretaciones en diferentes campos se denomina “hechos” pluralistas (Mitchell, 2002). El campo del rendimiento deportivo es un ejemplo particularmente bueno de esta diversidad de representaciones, métodos y racionalizaciones, todas ellas derivadas de interpretaciones científicas que intentan, sin éxito, explicar el mundo complejo con modelos simples del mundo (Jovanovičs, 2020). Una explicación para esta diversidad es que el pluralismo refleja inmadurez científica (Kuhn, 1962). 

¿Alguna vez ha escuchado a un profesional experimentado decir: “Cuanto más aprendo, más preguntas hago”? Creo que todos lo hemos hecho.

El pluralismo refleja complejidad, y el “hecho” de que el pluralismo se manifieste en gran medida en todas las disciplinas sugiere que cuanto más profundicemos en un tema, mayor complejidad encontraremos. Por eso no existe el programa de entrenamiento “óptimo”. La mejor inversión cuando se trata de comprender, seleccionar y aplicar entre una multitud de modelos de “conocimiento” competidores y compatibles (me gusta el término “pensamiento filosófico” mejor que “conocimiento”) es adoptar un enfoque integrador; es decir, uno que analice paradigmas teóricos, y a propósito haga una combinación (Prochaska & Norcross, 2018).

Esto aplica especialmente al entrenador y entrenadora de fuerza y acondicionamiento desde asuntos tan pequeños como la selección de ejercicios hasta asuntos tan grandes como la periodización avanzada, la toma de decisiones multidisciplinarias y los enfoques de liderazgo. 

En este artículo altamente filosófico, no se pretende decirle a nadie qué hacer o cómo hacer las cosas. En su lugar, se intentará promover el razonamiento de que el pluralismo en la práctica de la fuerza y el acondicionamiento, debería coexistir con un enfoque integrador por parte de los entrenadores y entrenadoras. Si nos fijamos en los relatos históricos, podemos apreciar que nuestra comprensión de los fenómenos biológicos complejos está lejos de ser completa, hasta el punto de que la incertidumbre puede ser inevitable (Kitcher et al., 1990); por no hablar de nuestro desarrollo de modelos prácticos de entrenamiento.

Como tal, un enfoque integrador puede salvaguardar la sostenibilidad para las y los entrenadores y, posiblemente, acercarnos un poco más a la (inalcanzable) “optimalidad”.

Uno de los mayores problemas en la práctica, independientemente del ámbito, es la falsa idea de establecer una causalidad. Como referencia se cita al filósofo William Wimsatt:

“Cualquier modelo hace implícita o explícitamente simplificaciones, ignora variables y simplifica o ignora interacciones entre las variables de los modelos y entre variables posiblemente relevantes no incluidas en el modelo”. Wimsatt, 1987

Intrínsecamente, independientemente de la adaptación física a la que se dirijan, todas las intervenciones de entrenamiento y estrategias o prácticas de rendimiento tienen supuestos subyacentes sobre la homeostasis biológica. 

Me explicaré mejor: para comprender inequívocamente cómo se comportará un sistema biológico concreto de acuerdo con una intervención de entrenamiento específica, se supone que todas las demás divisiones de la homeostasis se mantienen constantes (véase Catwright, 2000). 

Sin embargo, sabemos que el entrenamiento es una interrupción del estado normal (fisiológicamente hablando), es decir, que intervenir en un área (es decir, introducir un sesgo) puede muy bien introducir una varianza (por tanto, imprevisibilidad) en otra área (Jovanovic, 2020). Si es a nivel arquitectónico, psicológico, genético o metabólico es otra cuestión, pero la confusión y el conflicto se producen cuando intentamos explicar las respuestas del mundo real con modelos del mundo ideal. 

No necesitamos ir tan lejos como la popular investigación sobre las lesiones de isquiotibiales en los deportes basados en el running. 

¿Cuántos estudios han demostrado que la fuerza excéntrica de los isquiotibiales y la longitud de los fascículos predicen un menor riesgo de lesión de isquiotibiales en modelos estáticos? ¡Montones! (Stanton et al., 1989; Croissier et al., 2008; Askling et al., 2003; Timmins et al., 2016; Seymore et al., 2017; Lovell et al., 2018;…*1).

Pero, ¿por qué sigue siendo tan alta la incidencia de lesiones en los isquiotibiales? 

Algunos dicen: el aumento de la intensidad de los partidos, un control inadecuado de la carga, la falta de cumplimiento y compromiso con los programas  (véase Bahr et al. [2015] para observaciones muy especificas), la fuerza asimétrica, y  la lista continúa.

Personalmente opino algunas variables acerca de lo anterior: la falta de consideración de las variables de confusión, el salto al ruido, un equilibrio inadecuado entre sesgo y varianza (es decir, “poner todos los huevos en la misma canasta”), la mala suerte y las medidas objetivas anteriores pueden encajar en la mezcla. En palabras de la filósofa Sandra Mitchell:

“El reduccionismo es convincente, pero no capta la realidad de la investigación científica”. Mitchell, 2003.

De las alternativas al reduccionismo en la investigación filosófica o científica y en la práctica compleja del mundo real, las más sólidas y realistas a los límites de la comprensión humana son la integración y el pluralismo integrador. Un enfoque integrador sabemos que puede definirse como una combinación intencional y científicamente derivada de paradigmas teóricos (Prochaska & Norcross, 2018), y para seguir en ésta linea, me gustaría centrarme en cómo este enfoque filosófico puede informar las estrategias del entrenador de fuerza y acondicionamiento para la sostenibilidad (de uno mismo y de los y las atletas). 

Ahora, un enfoque integrador protege de la imprevisibilidad de la misma manera que apostar $100 dólares (cada uno) a 10 caballos al azar en las carreras de caballos reduce su potencial perdedor en comparación con apostar $1,000 dólares a un caballo al azar. Sí, este nivel de imprevisibilidad puede ser mayor en el deporte de competición. 

En el campo de las ciencias del deporte y de la fuerza y el acondicionamiento físico preocupa lo infravalorada que está la validez ecológica de los hallazgos.

Hace unos años desarrollé una revisión sistemática para mi proyecto de investigación de la maestría que cursaba (que incluye una investigación sobre el efecto de la liberación miofascial en los factores del rendimiento deportivo) y es sorprendente la escasez de hallazgos ecológicamente válidos que encontré en ese entonces. 

¿Cómo es posible que las y los investigadores sigan titulando sus artículos “X tuvo o no tuvo un efecto significativo en X deporte” y empleen pruebas de laboratorio? 

No importa cómo les fue a los participantes de su deporte recreativo en una prueba de cicloergómetro. Es como enseñarle a una persona a pescar en una pecera llena de peces y enviarla a mar abierto con una caña de pescar. 

En cualquier caso, este proceso me mostró muy pronto la importancia de la validez ecológica en el diseño de los estudios y, aunque puede significar menos control (dime un deporte que proporcione un entorno controlado… esperaré…), las observaciones ecológicas pueden proporcionar una teoría más verdadera de la práctica.

Consideremos las ideologías de periodización por un segundo. Sé de autores como Mladen que han tratado este tema en múltiples ocasiones en el pasado, sin embargo, presenta un ejemplo apropiado para defender la lógica estratégica detrás del integralismo. 

En “La transferencia del entrenamiento en el deporte”, los doctores Bondarchuk y Yessis esbozan profundamente, entre otros muchos conceptos, el método del “bloque” para periodizar los ciclos de entrenamiento. 

El fundamento de dicha planificación es que en el atletismo es necesario desarrollar primero las capacidades físicas y, sólo después, perfeccionar el dominio técnico. Así, el método de bloques para construir ciclos de entrenamiento propone periodos preparatorios en bloques separados de preparación física y técnica.

En términos de adaptación biológica, tiene todo el sentido. Quienes están de acuerdo con este concepto no creen que la introducción simultánea de medios de preparación técnica en el proceso de entrenamiento con el entrenamiento físico “general” produzca respuestas beneficiosas (Bondarchuk & Yessis, 2007).

Ahora bien, podemos hablar durante años sobre los pros y los contras de las diferentes ideologías de periodización, pero la cuestión es que se trata de modelos de mundo ideal que asumen la previsibilidad del entorno y, como tales, son capaces de sesgar áreas concretas (por ejemplo, hipertrofia, fuerza, ciclos de potencia). 

Esto puede funcionar mejor con atletas especializados que tienen calendarios de competición rígidos, fechas de pico y operan en un entorno más “controlado” o “predecible”. Sin embargo, extrapolar estos modelos a cualquier otro deporte de competición es un enfoque reduccionista y de alto riesgo (es decir, como ir a por todas sin nada que asuste al oponente en el Black Jack); especialmente en la actualidad, donde los atletas experimentan tantas otras cargas sociale, y según su contexto de vida, viven otras experiencias generacionales, económicas, políticas, entre otras . 

¿Qué ocurre cuando tus jugadores o jugadoras, inevitablemente se vuelven cada vez más grandes y lentos por el ciclo de hipertrofia, son convocados para una competición internacional y se lesionan los isquiotibiales? 

Les pondré otro ejemplo. Recientemente, el enfoque “aláctico-aeróbico” o el del  “Sistema Nervioso Central (SNC) alto-bajo” del acondicionamiento se ha hecho cada vez más popular entre las y los entrenadores de fuerza y acondicionamiento.

El razonamiento es que los ejercicios alácticos ofrecen la oportunidad de realizar un trabajo de alta calidad, los ejercicios aeróbicos ofrecen la oportunidad de recuperarse o regenerarse y entrenar la capacidad oxidativa y los ejercicios de intensidad media (lácticos) sólo acumulan fatiga innecesaria, es decir, alto producto de desecho, no lo suficientemente duro para adaptarse, no lo suficientemente fácil para recuperarse (Francis, 2008). De nuevo, desde una perspectiva racionalista, esto tiene todo el sentido, y para entrenar la velocidad en velocistas probablemente sea la elección óptima. 

Sin embargo, se trata de un modelo de mundo ideal, por lo que un pluralista integrador no puede casarse con este.. 

¿Qué ocurre en el peor de los casos, cuando las condiciones son deficientes en oxígeno y uno no puede recuperarse fácilmente de repetidos esfuerzos alácticos? Esta es una consideración particularmente importante para los atletas de deportes intermitentes (por ejemplo, fútbol, baloncesto, hockey, liga, rugby, ultimate frisbee), donde una proporción sustancial del trabajo se realiza en esa zona “láctica” (Gabbett, 2012; Narazaki et al., 2009; Stojanovic et al., 2017; Bloomfield et al., 2007). 

Y esta es la razón por la que, desde un punto de vista pluralista integrador, se identifica con el enfoque de Periodización Ágil, por el que se adopta un equilibrio entre la parcialidad y la varianza para minimizar el riesgo / costo de ocurrencias impredecibles o sin precedentes (Jovanovic 2018, 2020).

El mismo principio es válido cuando se trata de informar a los programas desde la perspectiva de la gestión de la fatiga. La perspectiva reduccionista o sofista, es decir, la que se preocupa por el camino más corto hacia el éxito en cuestiones prácticas y hace hincapié en las necesidades inmediatas del individuo, por ejemplo, establecer directrices y respuestas reduccionistas, se adapta inmediatamente al deportista con la única consideración de la objetividad y la racionalidad. En el ámbito de la fuerza y el acondicionamiento, se trata del entrenador que reescribe inmediatamente la sesión a partir de una lectura de bienestar, agujetas, Counter Movement Jump (CMJ), Rate of Perceived Exertion ( RPE), Heart Rate Variability (HRV), actividad cerebral, etc. 

Por el contrario, un entrenador irracional omitirá o ignorará toda la información disponible y “forzará la adaptación”, es decir, adoptará un enfoque enérgico orientado al ego. Las perspectivas integradoras o socráticas implican desarrollar una base más amplia de conocimientos y perspicacia para navegar por problemas prácticos.

Un entrenador que trabaje desde un enfoque socrático podría aspirar a adoptar un enfoque más “amplio” que considere las características relevantes para el deportista sobre una microbase. Por ejemplo, una consideración de los patrones o cambios a corto (agudo) y largo plazo (crónico), cuestiones logísticas, observaciones naturalistas, experiencias pasadas similares, intuición, etc. 

Este profesional elige también la sostenibilidad frente a la optimalidad, pero busca un equilibrio afinado entre la interpretación de los datos y la interpretación del ser humano que tiene delante. Aunque se trata de dos conceptos diferentes, los profesionales pueden utilizar eficazmente una combinación de enfoques sofistas y socráticos, y probablemente deberían hacerlo (Poczwardowski et al., 2004); cada momento requiere medidas diferentes. 

Para concluir.

En mi opinión, existen muy pocas “heurísticas” (por utilizar el vocabulario de la Formación Complementaria) en lo que respecta a los enfoques del coaching, pero seamos realistas… un enfoque integrador es el más sólido y sostenible. Comparto un último ejemplo de dónde se aplica el enfoque integrador, es decir, el equilibrio entre sesgo y varianza. 

A veces puede no ser demasiado costoso adoptar un enfoque de liderazgo de tipo autoritario cuando se trata con las y los deportistas. De hecho, algunas circunstancias pueden requerirlo; pero, si se prolonga durante mucho tiempo, (a menos que esté casado con la o el director del club, pronto estará depesido. A veces, un enfoque de liderazgo más interpersonal o centrado en la aceptación puede permitir crear camaradería, elevar el ambiente de entrenamiento o establecer una buena relación con las y los atletas; pero, si te dejas llevar demasiado tiempo, perderás autoridad en tu función, perderás partidos o tendrás que lidiar con lesiones a diestra y siniestra.

Dos de mis citas favoritas relacionadas con este proceso de pensamiento son:

“Los racionalistas son seres admirables, el racionalismo es un monstruo espantoso cuando reclama para sí la omnipotencia. Atribuir omnipotencia a la razón es una idolatría tan mala como adorar al tronco y a la piedra creyendo que es Dios.” Mahatma Ghandi

“Nunca hice uno de mis descubrimientos a través del proceso de pensamiento racional”. Albert Einstein

Escrito por: Ezequiel Garcia

Mg. Alto Rendimiento Deportivo
Esp. Fuerza y Acondicionamiento Físico
Prof. Cultura Física, Deporte y Recreación
Preparador Físico Selección Colombia Ultimate Frisbee

Referencias

  1. Bahr, R., Thorborg, K., & Ekstrand, J. (2015). Evidence-based hamstring injury prevention is not adopted by the majority of Champions League or Norwegian Premier League football teams: the Nordic Hamstring survey. Br J Sports Med, 49(22), 1466-1471.
  2. Bloomfield, J., Polman, R., & O’Donoghue, P. (2007). Physical demands of different positions in FA Premier League soccer. Journal of sports science & medicine, 6(1), 63.
  3. Bondarchuk, A. (2007). Transfer of Training in Sports (M. Yessis, превео). Michigan: Ultimate Athlete Concepts.
  4. Cartwright, N. (1999). The dappled world: A study of the boundaries of science. Cambridge University Press.
  5. Francis, C. (2008). The Structure of Training for Speed (Key Concepts 2008 Edition)(p. 18).
  6. Gabbett, T. J. (2012). Activity cycles of national rugby league and national youth competition matches. The Journal of Strength & Conditioning Research, 26 (6), 1517-1523.
  7. Hawkins, R. D., Hon, G. C., & Ren, B. (2010). Next-generation genomics: an integrative approach. Nature Reviews Genetics, 11(7), 476-486.
  8. Jha, S. R. (1995). Michael Polanyi’s integrative philosophy (Doctoral dissertation, Harvard Graduate School of Education).
  9. Jovanović, M. (2018). HIIT Manual: High Intensity Interval Training and Agile Periodization. Ultimate Athlete Concepts.
  10. Jovanović, M. (2020). Strength Training Manual: The Agile Periodization Approach. Volume One and Two.
  11. Kitcher, P. (1990). The division of cognitive labor. The journal of philosophy, 87(1), 5-22.
  12. Kuhn, T. S. (1962). The structure of scientifi revolutions. The Un. of Chicago Press, 2, 90.
  13. Mitchell, S. D. (2002). Integrative pluralism. Biology and Philosophy, 17(1), 55-70.
  14. Mitchell, S. D. (2002). Integrative pluralism. Biology and Philosophy, 17(1), 55-70.
  15. Mitchell, S. D. (2003). Biological complexity and integrative pluralism. Cambridge University Press.
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